Dicen que una imagen vale más que mil palabras así que si andas con prisa o no eres de los habituales del blog, ve directo al fantástico vídeo que encontrarás un poco más abajo y entenderás directamente el concepto. Si por el contrario eres de los que cada semana se pasan por aquí, te voy a contar también algo que creo que te puede interesar sobre los músculos estabilizadores profundos.

Cuando inicié mi formación como instructor de Pilates allá por 2005 y me hablaban de los 6 principios del método Pilates el que más llamó mi atención fue el de centralización. No sólo nos hablaban sólo de una referencia anatómica próxima al centro de gravedad, en una región que podríamos ubicar entre el ombligo y el pubis, además se ponía el énfasis en un músculo en concreto: el transverso abdominal como principal protagonista a la hora de estabilizar la pelvis y como consecuencia la columna lumbar.
Se hablaba también de esa sensación de llevar el ombligo hacia dentro y hacia arriba que habrás tú también escuchado como requisito fundamental para iniciar cualquier movimiento o ejercicio de Pilates y de esa manera “proteger tu columna”. Aunque una correcta activación del transverso abdominal sea conveniente, me he encontrado en muchas ocasiones con personas que creo que entendieron mal el concepto y pensaron: pues si hay que activar el transverso, cuanto más mejor, haciendo a sus alumnos “meter tanto el ombligo” en sus ejercicios que con suerte a alguno de ellos no se le salieron los ojos de las órbitas. Hablas en tus clases de fluidez, control, activación justa, eliminar tensión… ¿Y luego les pides hacer lo contrario?
De la centralización a la estabilidad
Con el tiempo fui entendiendo que ese concepto de centralización era algo más global y no sólo involucraba al transverso. No necesitamos un centro activo (ni sobreactivo), necesitamos un centro estable y la estabilidad requiere de otros sistemas, estructuras y grupos musculares.
Hablando de estabilidad, los músculos desarrollan roles de la misma manera que los integrantes de un equipo de fútbol. Es cierto que hay papeles más destacados que otros, si bien de la misma manera que la labor de cada jugador es imprescindible para desarrollar el juego con efectividad, los músculos trabajan en equipo para proporcionar estabilidad. Si te encargas de facilitar el movimiento a través del ejercicio debes saber que para estabilizar un área debemos garantizar un rango de movilidad adecuado en la propia zona y en el resto de segmentos próximos, ya que las restricciones conllevarán compensaciones y como consecuencia existirá un reclutamiento muscular inadecuado.
Hace ya algún tiempo, cuando te contaba la diferencia entre incrementar la fuerza o generar tensión, te hablaba de una compañera instructora que basándose en una experiencia personal reflexionaba: “Los músculos no deben tener únicamente la capacidad de contraerse para mantenerse así todo el tiempo. Están diseñados para contraerse, relajarse y luego volver a contraerse. La fase de liberación no sólo está relacionada con aumentar la flexibilidad ni significa descansar. La liberación de los músculos les permite volver a contraerse de nuevo de manera más efectiva”.
¿Qué factores pueden afectar a la estabilidad?
- Un pobre control motor. La organización central no es efectiva. Son esos alumnos que muestran un movimiento poco fluido, sin ritmo. Son lentos tanto en la preparación, como en la ejecución, como en el propio aprendizaje.
- Las restricciones de movimiento. Tanto en otras articulaciones, tejidos o áreas del cuerpo.
- El estrés. El tener que desarrollar o ejecutar en movimiento bajo una situación de estrés o presión temporal puede afectar a nivel motriz.
- El haber desarrollado patrones motores ineficientes que han llevado a disfunciones tanto en relación a la estabilidad como al movimiento.
- El dolor. Y este aspecto merece capítulo aparte que trataré a continuación.
El origen del dolor de espalda
Te voy a dejar un interesante vídeo donde puedes ver dos estructuras antisísmicas que parecen iguales hasta que comienzan a moverse. Todos hemos visto imágenes que muestran edificios derrumbándose ante un terremoto de gran magnitud. La rigidez no es sólo enemiga del cuerpo humano, también de otras estructuras, es por ello que los ingenieros desarrollan distintos tipos de construcciones para permitir una ligera oscilación buscando ese equilibrio entre rigidez y movimiento que proporciona la estabilidad.
Como cuentan los compañeros en su artículo:
“Podemos observar varios elementos que otorgan estabilidad al edificio. Por un lado, una serie de estructuras pasivas que otorgan cierta rigidez como son los pilares, pisos, tornillos, etc. Con estos, el edificio mantiene cierto grado de estabilidad ante el terremoto. Sin embargo, si le añadimos un sistema estabilizador activo como son los hidráulicos, el edificio adquiere mucha más estabilidad y rigidez absorbiendo las fuerzas provocadas por el terremoto de forma más eficiente.
Sin embargo, el funcionamiento del organismo no es tan sencillo, a pesar de la división que hacemos en músculos estabilizadores y movilizadores todos los músculos tienen un papel estabilizador.
En ocasiones cuando la musculatura estabilizadora se encuentra alterada y no está capacitada para cumplir su objetivo, los músculos movilizadores pueden suplir esta función. Sin embargo, como no están diseñados para que su misión principal sea la estabilización, a la larga se producirá fatiga, desequilibrios musculares, contracturas y, en definitiva, dolor de espalda.”
Te recomiendo que leas el artículo completo titulado Musculatura profunda, estabilidad y dolor de espalda así como otros artículos que encontrarás en esta fantástica web y que estoy seguro que te ayudarán a entender un poco más sobre el dolor de espalda entre otros temas.